Se desgarran las vestiduras por el aborto, pero la verdad es que a mucha gene la matan a lo largo de la vida, una mala vida (mala suerte, mala sangre). Y están los que se acercan a los vicios para pasarla bien.
Puede ser que aquella novela de José Rubén Romero, La vida inútil de Pito Pérez, refiera a Pepito Pérez, un borrachín de esos que se quedan durmiendo la mona en la calle.
Alternativamente, El Genio Lingüístico dice: pito -corto-chaparro-chico- y pitillo, aluden a lo mismo: el cabo del cigarro. Una consulta pitera quiere decir que está mal hecha, que vale pito, nada; ¿verdad, AMLO?).
Un político ambicioso que llega al extremo de doblar al hermano para hacerse él mismo de la candidatura presidencial de 2006: las encuestas favorecían a Ebrard, Jefe de Gobierno, como al presidente del PRD no le gustaron, se repetieron, con el mismo resultado: quizá Marcelo sí le habría ganado a Calderón y todo hubiera sido diferente, el mal mayor estaría disfrutando de su riqueza mal habida en su quinta chiapaneca. Ahora lo estamos pagando todos, con más muertos que nunca, tanto en las calles o las carreteras como en los hospitales o en la casas y en los albergues o centros de detención.
Por lo demás, a los taxistas les gusta tocar el pito, es decir, sonar el cláxon para ofrecer su servicio. No cabe duda que son débiles del cerebro: cuando el peatón necesita un coche de alquiler estira la mano al canto de la banqueta, pero estos señores creen que saben lo que el cliente ignora.