El que da vueltas: el taxista gira como una ruleta. A fe mía, los peores ruleteros son aquellos que les encanta tocar el pito (el claxon) sin ton ni son. Les falta mucho. A ellos y a sus patrones. Y a las autoridades, que nada controlan. Por eso les han ganado, ya no digamos las aplicaciones de los teléfonos inteligentes, sino hasta los taxis-piratas. Dicen que perro no come perro, pero estos, que se sienten dueños de las calles, chocan entre ellos mismos.